domingo, 31 de mayo de 2009

Reflejos



-¿No era a caso ese el aroma de la razón, de la vida fresca…?.
Su relato se fue desdibujado en el aire enrarecido por el olor a cera y café, trastornando mis sentidos en aquella meditabunda habitación, la misma en la que Mathieu había escudriñado los rincones más recónditos de su ser. Allí había gastado hasta el último peso , trazando líneas maestras en mapas, jugado con el poder de la imaginación y buscado sofocar sus temores sin medida de tiempo alguna entre el ordenado desorden de sus libros, fotografías, notas y vagos trazos inacabados, más que pese , pero eclipsantes entre las cuatro paredes de un desván asimétrico , como su vida, como sus sueños.
Asintió Mathieu un guiño antes de encadenarse a la vida otra vez, perdida en una plaza y rehabilitada en un desván, en ese desván, al poniente tenue y penumbroso, filtro y factoría, escena y teatro de lunas infinitas… maitines breves, aplacados por el cansancio de madrugadas largas. Ya libre de rencores injustos y dolores insanos.
Relataba con cada mueca en clave, una vida muerta desde la vida propia, haciéndose valer de un código no escrito, cerrado de gestos y miradas para cuya interpretación cabía entender aquel rincón y el título de cada libro o el espacio que ocupaban esas lecturas.
Se presentaba como alguien atemporal y en sus ojos se apreciaba el deseo y la viveza con grandes dosis de humildad, lo más semejo al camino entre oasis y oasis en un desierto de reflejos. Eso es, reflejos, era lo único que aún podían ver sus ojos. Ahora estaba de vuelta a la vida. Mathieu tuvo que morir primero para nacer después. Detrás de los mapas que empapelaban su hogar anotaba el nombre de allegados, amores , pecados, ciudades… y los relacionaba entre sí mediante líneas elogiándose de su locura. Toda esa trigonometría de imposible comprensión para mí, acababa en una localidad; la de su indigencia, tachada en potente rojo. Desaparecida para siempre entre las curvas de nivel donde había dejado de existir, desdibujada y condenada a la imprecisión de un lugar inconcreto alejado a la razón. Aquel lugar abandonado, sólo era visible desde el reflejo que lo causaba. Sólo sus ojos podían sentir el estímulo de la luz para verlo reflejado en el agua, en las lunas de los coches, en las luces artificiales que, como ahora, aún invadían el desván.
Alcancé a entender una pequeña ecuación en ese universo de imprecisiones en el que Mathieu buscaba una fórmula para volver definitivamente y romper todos esos espejos que la calle había impuesto en su cerebro, en su mundo de alcoholismo…del que sólo había sacado los pies … pero su alma aún quedaba presa e inmóvil. Sin saberlo yo, me estaba ofreciendo las piezas con que descifrar su código que alcanzaba a entender a pasos muy pequeños. Pero como ayudarle a romper ese espejo y buscar luego detrás. -¿Sería yo quien debiera hacerlo por él ?.
Nuestro bis a bis se prolongó tanto como sus madrugadas, su insomnio me mantuvo despejado durante mis horas de sueño, me quedé en vela aquella noche que perdí el sueño dejándome llevar por ese cosmos suyo de puertas a dentro. Pero al amanecer , Morfeo no vino esta vez a acunarlo en su infinito letargo diurno.
Mallorca 2003