domingo, 26 de diciembre de 2010

El carpintero ...


Resuena el taladro de su pico carpintero, afilada y precisa herramienta. El mejor de los ebanistas patagones. Compartimos árbol, casa y mate durante los días claroscuros de la patagonia salvaje. Mi casa de carpa y fibra bajo la suya de serrín y pluma, resguardados de nieve y viento. El mejor de los vecinos ...

viernes, 24 de diciembre de 2010

Santa Maria del Buen Aire


Yo adivino el parpadeo
de las luces que a lo lejos
van marcando mi retorno (...)

La vieja calle
donde me cobijo
tuya es su vida
tuyo es su querer.

Bajo el burlón
mirar de las estrellas
que con indiferencia
hoy me ven volver.

Volver
con la frente marchita
las nieves del tiempo
platearon mi sien.

Sentir
que es un soplo la vida
que veinte años no es nada
que febril la mirada
errante en las sombras
te busca y te nombra (...)

Pero el viajero que huye
tarde o temprano
detiene su andar.

Guardo escondida
una esperanza humilde
que es toda la fortuna
de mi corazón (...).


domingo, 19 de diciembre de 2010

Ruta 40

El gran mal que aqueja a la Argentina es la extensión ... afirmó el presidente Sarmiento ante la magnitud de una tierra a la que iba llegando la blanquiazul bandera Argentina.
Un mal que causó en su origenes gran despreocupación por la región patagónica.
Es casi un milagro que Argentina posea la Patagónia.

Bordeo el lago Argentino, casi un mar de agua dulce que cambia de nombre al otro lado de la frontera por el de
General Correa. Atardece y la región austral se convierte en plata crepuscular.

domingo, 12 de diciembre de 2010

Fitz Roy


"Alcanzamos por la R-40 el Chaltén en nuestro trecer día de viaje, una pequeña localidad de nueva orden. El día 12 de octubre se celebra en ella la fiesta de su fundación y tenemos la suerte de tomar unos vinos y asistir a un concierto de tango cuando el pueblo se prepara para el evento. Su fundación en el año 1985 obedece a un tema de frontera para evitar que fuera tomado por Chile. Sito a unos 23o km. de El Calafate, el magnífico Fitz Roy ejerce como abanderado y su cima precisamente frontera con Chile. Agujas de nieve entre las que cabalgamos. Sus bosques de lenga silban de noche, sin duda un lugar magnífico para acampar antes de continuar una jornada más de trekking, objetivo: La laguna congelada de laguna de los tres, piedras blancas y Rio eléctrico. En el pueblo la capilla de los escaladores recuerda a las almas que se quedaron aquí para siempre."

sábado, 4 de diciembre de 2010

Patagonia

Sin otra intención que dar una introducción a este universo de hielo, no podré describir con exactidud nada de lo visto o pisado puesto que no hay pluma lo suficientemente afilada para acercar sólo mediante palabras un universo tan magnífico como el patagónico, ni mucho menos entrar en los niveles de Chatwin. Sin desmerecer otros formatos utilizados en este blog compartiré mi pequeña aventura mochileando por la Patagonia de una manera más íntima y precisa con extractos de notas, fotografías y entrecomillados de diario, muchas escritas bajo la lluvia o la nieve, otras arrebatadas para siempre por el viento de la región austral.

jueves, 4 de marzo de 2010

Zanzibar, última estación.



(...) Dar es Salam nació por expreso deseo de un sultán lúdico y sensual que reinó en la isla de Zanzibar. Said Majid hijo del gran Seyyid Said sultán de Omán que trasladó la capital de su reino a Zanzibar. Al contrario que su padre carecía del talento de estadista y tan solo interesado por las mujeres hizo de Dar un burdel para un rey hedonista (...)


J. Reverte.


Dar se va esfumando en la distancia y una brumosa mañana la hace desaparecer en la distacia. Su caotismo parecía diluirse como un terrón de azúcar en un té muy dulce antes de cortar el horizonte la ciudad de piedra, y dejarse ver por la bocana de puerto los primeros jahazi, las bellas enbarcaciones de vela latina deseosas de vals, tarjeta de presentación del Índico. Estaba en Zanzibar.

Stone Town, su capital, es una mezcla de variopintas culturas árabe e india. El tono de piel de sus habitantes amarronado varía hasta el más negro de sus masais playeros ataviados de sus trajes tradicionales campando a sus anchas por cualquiera de las maravillosas playas de este explendoroso lugar que el propio Dr. Livingston utilizó como punto de partida en la última de sus expediciones al continente.

Pero las ciudades de está índole por pequeñas que sean peden asfixiar pronto al viajero más deseoso de exotismo que busca las playas nacaradas del norte. Mí estancia en Stone Town no duró más de una hora, tiempo que gasté en organizar la salida hacia el otro extremo de la isla; Kendwa, en busca de paz y de esos astilleros en los que sin utilizar un solo clavo se montan estas verdaderas obras maestras que navegan del modo más artesanal conocido por estas aguas.


Zanzibar vive de la pesca y del turismo. Mientras los hombres salen con la bajamar, las mujeres marisquean en las playas pertrechadas de sus coloristas Khangas...

Unas cuñas sirven de soporte a las embarcaciones para evitar que las quillas las hagan zozobrar con la marea baja...entonces se convierten improvisadas casas temporales a la suerte de la mar.
Buscamos un chozo donde hospedarnos por unos dias y dejarnos embriagar por el reagge y relax que inhunda la isla en el preciso instante en el que una voz me susurra en perfecto inglés...
-Did you get it?... Coincidiamos de nuevo con la pareja de belgas que dejamos un día antes de marchar al Kilimanjaro ...

El chiringuito que internacionalizó Georgie Dann, el rey del verano, hace de las playas de Zanzibar un lugar aún más paradisiaco si cabe... Lo que nunca imaginé es que escucharía la Macarena en uno de ellos mientras todos los masais se contoneaban a la perfección con la coreografía de Los del río que conocían más que bién mientras sigo abrazado a mi cerveza y observo los estragos que ha causado la globalización.

martes, 2 de febrero de 2010



No deseaba otra cosa que no fuera encontar un cochambroso hotelucho barato en el que tumbarme a deshacer todas esas horas de bus. Convenimos llegar hasta la costa por carretera, no en avión, todo un viaje antropológico alcanzar el Índico sin avión. Tres Mutzungus (hombres blancos) entre las setenta plazas de aquella mole metálica, sorteando controles de policía chequeando el pasaporte, lógicamente solamente a nosotros. El resto de los viajeros occidentales que encontramos por Tanzania habían optado por viajar rumbo a Zanzibar en un un blanco avión. Mientras nosotros cantábamos con alegría en el incómodo asiento del más reggaero autobús de todo el cuerpo nacional. Seguíamos paralelos al trazado de la antigua red ferroviaria entre algodón, sisal y plataneras. Hubiera sido mucho más bello arribar a Dar con el traqueteo del tren, rememorando memórias de una infancia que durante mí estancia en África no encontré tan lejana. Despertó mí niñez, apostado en un mirador de la calle Salamanca frente a la estación del ferrocarril de Alicante, con el ir y venir de maletas ... mientras mí abuela preparaba unos canelones y mí padre trataba de combatir mí inquietud sentandome frente a ese ventanal para contar coches a mis hermanos. Yo contaba los que bajaban y mi hermano los que subían... Un método muy ... docente para calmar las carreras esos pillos.
Ya en Dar- es -Salam y tras varias intentonas dimos con un hotel económico y muy limpio, exquisito, mientras aquella misma noche en un sótano comprábamos al candil de una vela los billetes para Zanzibar, en ferry como no. Pero el cansancio nos descuidó y fuimos timados con unos shillings de más ... por suerte no muchos al cambio, sí para ellos... Un descuido que pudo dejarnos fuera del ferry, pero cumplieron su parte del trato al menos con la existencia de los billetes para el día siguiente y un recargo en el que entraba taxi desde el hotel a la dársena, un engaño que me llevo a bajarme directamente del taxi la mañana que nos desplazabamos al punto de embarque sin pagar más comisiones. -Stop please ¡¡¡¡...Ante el caso omiso alcé la voz con enojo ... -Stop ...fucking hell !!!. No pagamos al taxi que intentó cobrarnos de nuevo y me perdí junto a la cola que nos llevaba a embarcar ... dejando atrás el caotismo de Dar ..., no hice una sola fotografía de ella ...
Por suerte Zanzibar esperaba nacarada.

miércoles, 27 de enero de 2010

Ngorongoro




Un descanso más que merecido, después de dos jornadas y otros tantos kilómetros por delante, era momento de "caminar en Jeep" entre la estepa masai cruzando masailand rumbo a Mto Wa Abu, una pequeñisima aldea entre plataneras base de la antrada al parque natural del lago Manyara. Una exquisitez, pequeña escala rumbo del Ngorongoro, una de las mil maravillas, su fauna es tan impresionante que uno retrocede en el tiempo y se puede ver agazapado detrás del rifle del gran cazador Selous aunque..., claro está, visto desde la perspectiva colonial romántico-británica. No tuve intención de traerme ninguna fiera, algunas de ellas lamieron el objetivo de mí cámara. En el cráter, que no es más que la mayor caldera del mundo, siempre hay fauna, mientras su homólogo el Srengueti queda a expensas de las migraciones. Para octubre en concreto se mueven hacia la vecina Kenya para alcanzar los pastos de Masai-mara, al otro lado de la frontera.
Elefantes, banadas de ñus y búfalos, hienas, leones, hipopótamos... en su estado más natural, protegido unicamente por un jeep que amenaza no arrancar. Uno no puede más que fundirse con el entorno, rendirse ante la evidencia y perderse en el más recóndito de los anonimatos de la privilegiada Tanzania donde el hombre es un mero siervo de la naturaleza. Aún sin haber estado en otros parques me atrevería a decir que muy pocos deben ser comparables con la inmensa caldera del Ngorongoro, un cráter perfecto en cuyo interior podría colocarse la ciudad de París.

La mosca tsé-tsé acecha, dicen de ella trasmitir la enfermedad del sueño, yo cazado por una extraña libelula no pude más que liberarme de su aguijón, su escozor apenas quedó eclipsado por la belleza que mi retina iba atesorando.

Después de tanto y entre llamadas cortas optamos por seguir ahora rumbo al Índico. Dar -es-Salam, la caótica Dar..., en suajili remanso de paz, ciudad mezcolanza de cultura árabe, India, Swahili... aguarda espesa entre timadores ,falsos billetes y poca paz la verdad. No aconsejaría un viaje a Dar pero yo sí que lo haría tumbado de nuevo en el camastro de aquel hotel con más de 12 horas de autobús por la querida África, cubierto por los seiscientos kilometros que separan Arusha de Dar, frente a un ventilador esperando el rezumbar de sus barcos antes de emprender rumbo a Zanzibar, el paraiso sin más.