martes, 20 de enero de 2009

Che pibe de donde sos...


Viajar en autobús no es un lujo, claro está, tampoco lo buscábamos... Por ello cabalgamos aquella caja metálica sin reparar si el billete que habíamos comprado para partir de Marraquech y dirigirnos hacia la costa atlántica era de primera o de segunda clase, a decir verdad no conocíamos de su existencia… y salió cruz. Si fuí capaz de llegar en autobús hasta Alemanía porqué no iba a poder recorrer un infimo trayecto de unos 250 kilometros en aquella lata..., ¿no?. Pues dicen de las comparaciones que son odiosas y realmente lo son. Nos vimos montados en un autobús que más que de segunda diría que era de menos tantos. Estrecho y de cargada atmósfera que nos iba a llevar en algo más de unas tres horas a la deseada Essaouira, la cual no era hasta el momento más que una referencia pescada durante la continuación de nuestro viaje, a priori fuera de cualquier tipo de previsión… si es que la hubo alguna vez. Sin dejar lugar a la duda, montar uno de estos trastos es toda una aventura y no hay que dejar de hacerlo, vale la pena y lo volvería a tomar.
Avanzando por esa sinuosa carretera que buscaba las dunas de la costa, comencé a reparar en el hecho de que había salido cara en la moneda y que el rostro de Mohamed VI … nos había embarcado en ese desvencijado barco de carretera.
Los viajeros que iban de pie se agachaban ante los controles de la gendarmerie royale, avanzando entre bache mientras al lomo, la vaca cargaba con sacos de lana que depositar en los arrabales de la ciudad con la que Jimi Hendrich también soñó y que pareció ser ante los ojos del mundo inspiración de Castles made of sun, aunque más tarde resultó ser anterior a su viaje por la fina arena de su playa, caminando por las dunas de Cap Sim… en ESSAOUIRA.


-Che pibe de donde sos ?.
-De España…, de la costa mediterránea…
-Bello viejo, bello ese /asul/…


Aquellos argentinos habían acabado en aquel autobús de la misma manera que nosotros, sólo que uno de ellos no viajaba sentado en una butaca, eso era un lujo, sino que lo hacía sobre un filtro de aceite…, que no sé muy bien que hacía por allí chasqueando de lado a lado en el pasillo...pero a decir verdad prefiero no pensar demasiado a cerca de ello.

Compartimos el mismo aire comprimido con ellos durante las horas de viaje, ansiosos por bajar de aquel tanque y chocarnos de bruces contra el alizee… en el Atlántico, el mismo viento que recogió a Colón en una latitud diferente y que le llevó rumbo a las indias, distintas indias…pero en ese momento … fueron sus indias y no otras las que había encontrado.

Los días curten…, cómodos en este salón llamado estado natural que es nuestra casa. Habíamos pasado de estar en el punto más alto de todo el norte africano a una altitud de costa, quizás era hacia aquí donde se dirigía el hocico del dragón buscando algo de sosiego puesto que justamente fue eso lo que la ciudad amurallada nos ofreció.
Pablo reparte y reparte junto a Clement durante el viaje. Arrancan sonrisas de entre la sombra de niños que nos persiguieron por la cordillera, con un caramelo, una mueca, un gesto o un regalo en forma de lapicero o cuartilla en que garabatear algo… Yo me dejé participar en cada escena tratando de buscar una imagen de la belleza humana con mí cámara, para mostrarla de vuelta a los ojos de amigos, familiares … o desconocidos, hacerles comprender el bruto significado de la palabra, conocer, emprender, mirar, observar, buscar, jugar ... Compartir con los mios el frío, el calor, el cansancio, aroma o color… con un mensaje, una corta llamada, un breve mail … o una carta …Siempre junto a mis infatigables e incansables compañeros Don Pablo y Sir Clemente que no cesaron jamás de caminar sin mostrar el menor atisbo de cansancio, nunca dieron a doblar sus piernas salvo para coger carrera… Juntos hemos ido desgastando suelas por nuestra geografía para volvernos a calzar el cuero allá donde de quiera que llegue la primavera, el hielo, la lluvia, el barro, el viento, el agua fresca, dulce o salada… al son de un tam tam o al fino y agudo chasquido de un piolet. Por eso y solamente por eso somos un buen equipo de piraos en busca de quimeras que se dejan mecer por el atractivo de cualquier idea tosca a la que se le pueda tornear forma, sabor y sentido.

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